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martes, 26 de julio de 2016

La escena de la derrota española (la importancia del río Teatinos en 1819)

Era un puente que atravesaba el acaudalado río Teatinos, del cual hoy solo queda una angosta corriente usurpada por el crecimiento demográfico. Ese puente hecho de maderos sobre pilones de piedras fue el escenario, no solo de la batalla de Boyacá, sino del fin del dominio español y el comienzo del control criollo sobre el territorio neogranadino. “El actual es una estructura con diseño sofisticado y lejano del original”, dice el historiador y periodista boyacense Gustavo Mateus Cortés.
El 7 de agosto de 1819, 2.850 combatientes liderados por el comandante en jefe del ejército, general Simón Bolívar, estaban dispuestos a la batalla. Una tropa de jóvenes que sumaban más de 10 años de experiencia. Había ingleses y negros de Santo Domingo, criollos, mestizos, mulatos, zambos e indígenas. José María Barreiro, brigadier español, conocido en otras épocas como el ‘Adonis de las mujeres’, por sus dotes de galantería, estaba siendo vigilado por gente de Bolívar desde el alto de San Lázaro. Se sabía qué movimientos realizaba su tropa. No podía entrar a Tunja, era tierra de patriotas y por eso su estrategia para llegar al camino real rumbo a Santafé era desviarse por el camino de Cómbita a Motavita y lograr su cometido. Del ejército realista hacían parte 2.670 soldados.
Desde San Lázaro fue dada la orden: “Hagan marchar al ejército en muy buen orden, previendo combatir donde quiera que se encuentre el enemigo”, dijo airadamente un coronel de apellido Manrique. También lo supieron el general Francisco de Paula Santander y José Antonio Anzoátegui, que lideraban otros frentes de batalla. Santander conocía el terreno. Había vivido y peleado en zonas de espesos matorrales muchas veces, soportando niebla y frío.
En la contienda se adoptó como estrategia dividir a las tropas como guerrillas. También hubo una legión británica que disparó sus rifles a favor de los patriotas. El ataque mayor fue tardío, la mayor parte del ejército realista había cruzado el puente sobre el río Teatinos. El historiador Stefan K. Beck J. dice que fue una estrategia del ejército español para reconocer la posición del enemigo la que terminó por marcar su final. “La compañía de granaderos a caballo, todos españoles, fue la primera en abandonar el campo de batalla”, dice Beck. Pero según lo describe Santander en sus escritos, “la resistencia fue temeraria”. Dice que todo esto pasaba en un terreno difícil, sin conocimiento de las operaciones que se estaban desarrollando en otros frentes.
La contienda no duró mucho. Cuentan que fue desde las dos hasta la cuatro y media de la tarde, lo suficiente para que las tropas patriotas doblegaran al enemigo.El arribo del general Simón Bolívar fue rápido y las celebraciones heroicas de Anzoátegui y Santander no se hicieron esperar. Dicen que este último se batió heroicamente sobre el puente. No era para menos. Con más de 100 muertos y 1.600 capturados, incluyendo 40 oficiales del ejército realista, había culminado el encuentro. Solo 12 cuerpos del ejército patriota yacían sobre el espeso terreno. Se afirma que si ese día no hubiera caído la noche, el exterminio de la tropa española hubiera sido total.
El verdadero logro fue haber roto un símbolo del poderío español. La primera consecuencia de la batalla de Boyacá fue la huida del virrey Sámano, asentado en Santafé, uno de los españoles más sanguinarios de la época.
CAROL MALAVER SÁNCHEZ
REDACCIÓN EL TIEMPO


miércoles, 6 de julio de 2016

¿Por qué se celebra el 20 de julio?

El país vivió varias declaraciones de independencia a lo largo de una década. Sin embargo, sólo la de 1810 quedó como la gran fiesta nacional.


La excusa El florero de Llorente, más que la causa, 
fue el símbolo de los eventos que llevaron a la revuelta



El 8 de mayo de 1873, mediante la Ley 60, el Congreso de Estados Unidos de Colombia decretó oficialmente día festivo para la República el 20 de julio, como aniversario de la proclamación de la independencia nacional. Vale la pena recordar que para ese momento ya habían pasado 63 años de aquel 20 de julio de 1810, día de la firma del Acta de la Revolución y que todavía no existía, en realidad, sino un emblema aprobado: la bandera tricolor, reglamentada el 26 de noviembre de 1861, ya que el himno sólo sería oficializado en 1920 y el escudo el 6 de agosto de 1955.
Puedes encontrar el artículo completo en Revista Semana

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Juventud Neirista Stereo le da la bienvenida a los estudiantes de la Institución Educativa Juan José Neira, y los invita a seguir adelante en su proceso de formación académico. Les deseamos los mejores éxitos y que sea fructífero su regreso.

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